La hydrilla, planta acuática invasora de lagos, puede convertirse en materia prima para fabricar papel, como lo demuestra un grupo de estudiantes de nivel medio que presentaron el proyecto en la Séptima Semana Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.
La historia surgió cuando, por curiosidad, Gino Lavagnino, Luis Pedro Zavala, Javier Jo, Carlos Lee y Nicolás Serrano, estudiantes del colegio Evelyn Rogers, analizaron la hydrilla.
Fue así como los estudiantes de secundaria descubrieron que se puede hacer una masa consistente, y tras un proceso sencillo de secado, sobre un cedazo o con horno, se puede moldear para fabricar papel o cartón.
Debido a que la hydrilla contiene una sustancia parecida a la celulosa, se puede convertir en materia prima para elaborar papel, y se puede reciclar, explicó Zavala.
Lavagnino aseveró que el proyecto es viable, porque la hydrilla se reproduce rápidamente, y cuando se le corta, crece tres veces más rápido, lo que la convierte en una materia prima abundante.
El grupo espera encontrar el apoyo para industrializar el producto y convertir en una oportunidad para generar desarrollo lo que ahora es una amenaza para el turismo y la pesca.
Fuga de cerebros
Daniel Nájera, uno de los coordinadores de la Semana Nacional de Ciencia, expuso que el objetivo de esa actividad es motivar a los estudiantes de primaria y secundaria a hacer investigación científica.
Destacó que cada vez hay más interés en participar, y prueba de ello son algunos proyectos presentados por estudiantes, como el sistema automatizado de una casa.
Aseveró que de esas actividades han surgido jóvenes científicos, como una estudiante que ganó una pasantía para una industria de Costa Rica, donde tenían un problema de agua pesada. La sorpresa fue que ella encontró la solución.
Rosa María Amaya, directora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concyt), afirmó ayer, durante una visita al Congreso, que persiste la fuga de cerebros. Afirmó que la falta de oportunidades de empleo digno como científico y la oferta salarial en el exterior obligan a muchos investigadores a abandonar el país.
La funcionaria dijo que es difícil determinar cuántos científicos guatemaltecos han abandonado el país, y solo refirió que de un registro de mil detectaron que unos 78 habían salido de Guatemala.
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