martes, 19 de abril de 2011

Se acelera destrucción de bosques


De continuar la elevada tala inmoderada frente a las pocas hectáreas que se reforestan, para el 2015 Guatemala pasará de tener 33 por ciento de territorio con bosque a un 28 por ciento. 

 

Con ocasión de celebrar el Día Mundial de la Tierra, varias organizaciones urgen a que se detenga la tala ilegal y proteger las fuentes hídricas, a fin de revertir esa tendencia que apunta a la destrucción en el país.
Juventino Gálvez, director del Instituto de Agricultura, Recursos Naturales y Ambiente, de la Universidad Rafael Landívar, expresó que según los Objetivos de Desarrollo del Milenio de las Naciones Unidas, se establece para Guatemala una meta de mantener al menos el 33 por ciento de su territorio con cobertura forestal para el 2015.
Destacó que el ritmo de deforestación es de entre 80 mil y cien mil hectáreas anuales, mientras la reforestación oscila entre 10 mil y 50 mil hectáreas por año, lo cual significa una pérdida neta de 50 mil a 70 mil hectáreas de bosque cada año.
Con esos niveles es muy probable que la superficie boscosa del país sea inferior al 28 por ciento para el 2015, enfatizó Gálvez.
Aseguró que para lograr la meta del milenio se debe detener y reducir la deforestación a un ritmo anual de 10 por ciento, así como garantizar la reforestación a más de 10 mil hectáreas anuales, para llegar a un punto de equilibrio de cinco a ocho años. A partir de ahí, empezar a incrementar la cobertura forestal del país, añadió.
José Miguel Leiva, viceministro de Ambiente, señaló que si aumenta la deforestación implica más pérdida de suelo fértil y a largo plazo un incremento de las áreas secas del país.
El funcionario afirmó que es necesario una reforestación masiva para recuperar los suelos dañados.


Recursos naturales

Marta Ayala, directora de la Fundación Calmecac, que promueve la protección de barrancos y cerros, comentó: “El Día de la Tierra debe servir para reflexionar sobre el daño que los humanos hemos hecho a la naturaleza, y empezar una actitud de responsabilidad con el manejo del agua, de los desechos, así como de la conservación de los bosques”.
Añadió que esa responsabilidad implica demandar con urgencia una ley de agua, para contar con una regulación que permita hacer un inventario de los nacimientos y fuentes del país, a fin de protegerlas.
Ayala consideró que, a la par de una normativa hídrica, se debe fortalecer a las instituciones que protejan el agua, así como a las entidades que producen alimentos, por la relación entre el agua y la agricultura.
Carmen Torcelli, presidenta de la Asociación de Organizaciones no Gubernamentales Ambientales (Asorema), refirió que la gestión del recurso hídrico debe verse en forma integral con la conservación de suelos, protección y recuperación de bosques, y con la participación organizada de ciudadanos y autoridades.
A nombre de Asorema, Torcelli demandó que se fortalezcan los mecanismos forestales financieros como medios de vida para la población, y de esa forma detener la deforestación, recuperar la cobertura boscosa y proteger las zonas de recarga hídrica.
Agregó que Guatemala tiene agua en abundancia, pero el problema es que no llega a todos, por lo que se hace necesario regular el acceso.


Conciencia ambiental

Según Enrique Barahona, coordinador del movimiento de jóvenes mayas Aj Tzuk, cada vez hay más conciencia del problema que representa la pérdida de bosque. Como ejemplo, citó que en tres años se han sumado miles de voluntarios al programa de reforestación masiva, actividad que este año se realizará el 25 de junio, con la siembra de seis millones de arbolitos.
Barahona añadió que ese plan de reforestación es una muestra de que es posible reparar el daño que se le ha hecho a la naturaleza, pero requiere del compromiso de todos los guatemaltecos.

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