
Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús (Filipenses 1:6).
Nuestro padre celestial nos ha acompañado en nuestros primeros pasos, y se alegra al ver cómo adquirimos firmeza en nuestro caminar con él. No nos abandona cuando caemos, sino que nos dice: « Ya comenzamos y no te abandonaré, no importa las veces que caigas ». A diferencia de los niños, que cuando aprenden a caminar prescinden de sus padres, en nuestro andar con Cristo nunca podemos soltarnos de su mano. Cada vez desarrollamos una dependencia más madura, más profunda, en lugar de una independencia autosuficiente y temeraria. No te desanimes si has cometido errores. En la vida cristiana nos hemos equivocado alguna vez.
Se cuenta de un joven que fue bautizado en una iglesia, después de aceptar a Jesús como su Salvador. Al principio iba al templo con la típica vestimenta juvenil. Pantalones de Mezclilla, camisetas estampadas y calzado deportivo. Pero nadie se atrevió a hacerle ningún comentario ofensivo; al contrario, los hermanos se alegraban al verlo entrar al templo. Como el muchacho no conocía muy bien todas las normas y costumbres de la iglesia, a las pocas semanas se fue a bailar con unos amigos.
Cuando la congregación se enteró, decidieron tratarlo con mayor afecto. Al poco tiempo lo invitaron a predicar y le ofrecieron un gran apoyo. El chico llego a ser un dirigente de su iglesia, y después se fue a estudiar un seminario. Hoy es un ministro del evangelio. Él dice: « Si la iglesia no hubiera tolerado mis desatinos juveniles, yo nunca habría llegado a ser pastor ».
« Los jóvenes necesitan más de la gracia de Cristo para practicar los principios del cristianismo en la vida diaria »
No hay comentarios:
Publicar un comentario