Testigos de su amor
« Ustedes son mis testigos –afirma el Señor--, son mis siervos escogidos, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que Yo Soy. Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí » (Isaías 43:10).
Parece que una de las características de la época en que vivimos es la falta de compromiso. En el capítulo 43 de Isaías Dios plantea un « alegato » con respecto al compromiso de hijos. Y presenta una y otra vez su inalterable compromiso con ellos. En su argumentación, cae una y otra vez en su eterna « debilidad » de amor hacia los seres humanos. En una « debilidad » de Dios, pues nos ama incondicionalmente. Bueno, es una « debilidad » desde nuestra perspectiva humana. ¿Recuerdas que los escribas y fariseos acusaron a Jesús de tener esa debilidad? Ellos dijeron: « Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos » (Lucas 15:2).
En el Capítulo 43 de Isaías, una y otra vez Dios se delata. No puede esconder que nos am:
I. « No temas, que yo te he redimido » (vers. 1).
II. « Porque te amo y eres ante mis ojos precioso y digno de honra » (vers. 4).
III. « Desde el oriente traeré tu descendencia, desde el occidente te reuniré » (vers. 5).
IV. « Al que yo he creado para mi gloria » (vers. 7).
V. « Su Redentor » (vers. 14).
VI. « Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados » (vers. 25).
Es muy difícil que Dios nos deje de amar. Diría que es imposible. Jonás también critico a Dios por esta « debilidad » que siente por los seres humanos. Por eso le dijo que no quería ir a Nínive. Jonás odiaba tan intensamente a los asirios que no quería predicarles por temor a que tuvieran el más mínimo atisbo de arrepentimiento. « Yo te conozco bien –dijo el profeta a Dios-- , por cualquier interés por pequeño que sea, que veas en los seres humanos, te entusiasmas y los perdonas ». Sí, mientras trabajamos por otros somos testigos de su amor.
« Todos los que están de parte del Señor han de confesar a Cristo ».
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