« Pero yo he orado por ti, para que no falle tu fe. Y tú, cuando te hayas vuelto a mí, fortalece a tus hermanos » (Lucas 22:32).
No había forma de que Pedro y los demás discípulos pudieran salir de la crisis sin l intervención de Cristo. ¡Satanás iba « a zarandearlos […] como si fueran trigo» (vers. 31).
Nosotros no podemos hacerle frente a Satanás por nosotros mismos, con nuestras propias herramientas o con nuestras propias armas. No creas ni por un momento que tú solo puedes enfrentarlo. Nunca te consideres con una fortaleza espiritual tan poderosa, que un día creas estar capacitado para hacerle frente por tu propia cuenta.
Jesús no ha establecido un centro de entrenamiento para prepararnos y luego dejarnos ir solos a la lucha contra Satanás. No se trata de estar un día o una semana, o un mes en constante oración y luego sentirse fuerte para ir contra el enemigo. Todas las veces que entres solo al enemigo de Dios, serás derrotado. Jesús lo advirtió con un claro consejo: « Separados de mí no pueden ustedes hacer nada » (Juan 15:5).
Entonces, ¿qué se espera que aprendamos en nuestro entrenamiento con Cristo? Se espera que aprendamos a depender constantemente de él. En ese sentido, nuestra relación con Cristo no es una experiencia de entrenamiento, sino de intimidad. Para llegar a tener la misma relación de una rama con el tronco del árbol. Inseparables para seguir conservando la vida.
¿Aprender a ser dependientes? ¡Pero si todo el tiempo estamos aprendiendo para llegar a ser precisamente independientes! La educación que recibimos en el hogar tiene esa orientación y propósito al final. También, la educación que recibimos en la escuela tiene el propósito de ir construyendo nuestro pensamiento independiente, de llegar a ser pensadores y no meros reflectores de los pensamientos de otros.
La historia que conocemos de Pedro en medio de la crisis, confirma el hecho de que sin la intervención de Cristo es imposible para nosotros obtener la victoria. También conocemos la forma en que Jesús lo introdujo de nuevo al grupo (Juan 21:15-19). Con Cristo a nuestro lado sí tenemos un garantía firme y completamente segura.
« Cristo ha sido un compañero diario y un amigo familiar de sus fieles seguidores »
No hay comentarios:
Publicar un comentario