El cuerpo de Raymundo fue localizado a orillas del río Pichilingo, a unos cinco kilómetros de la Guardia de Prevención de la Brigada de Fuerzas Especiales, Puerto Barrios, Izabal.
En ese lugar fue localizado un cascabillo de calibre 5.5 milímetros que aparentemente pertenecía al arma de Raymundo.
Compañeros del soldado dijeron que el joven ingresó el jueves a su turno, pero la mañana del domingo recién pasado fue sancionado por su jefe por un error que cometió.
Como castigo, recibió la orden de recorrer la pista de aterrizaje con una carga de cien libras, más su equipo, durante 24 horas.
Aparentemente, por la dureza del castigo, Raymundo huyó y fue perseguido por otros soldados. Se agregó que al verse copado decidió suicidarse, el lunes recién pasado.
Byron Gutiérrez, jefe del Departamento de Prensa del Ejército, emitió un comunicado en el que señala: “El sargento encargado de la guardia, como medida disciplinaria, lo mandó a correr una milla; sin embargo, el soldado no regresó a su puesto de servicio, por lo que se procedió a su búsqueda en los alrededores”.
El Ejército agregó que cuando no encontraron al soldado, “se realizó una visita a su señora madre, quien habita en Jalapa”.
Intimidación castrense
Octavino Raymundo López, padre del soldado, dijo que el fin de semana llegaron unos 90 efectivos a rodear su casa en la aldea El Durazno, Jalapa.
“Vinieron con amenazas; me dijeron que si no entregaba a mi hijo, me iban a llevar preso a mí y a mis dos hijos. Yo no sabía nada. La gente de la aldea se asustó de ver a tanto soldado. No pudimos decir nada, y hoy —ayer— a las 6 de la mañana, me llamaron para avisarme que mi hijo estaba muerto”, expresó el padre.
Investigan el hecho
El cadáver de Mario Raymundo fue llevado a la morgue del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif) para determinar la forma en que ocurrió la muerte.
De acuerdo con el informe médico forense, el cuerpo del soldado tenía una herida de bala que le destruyó la parte derecha de la mandíbula, el ojo derecho y la masa encefálica.
Investigadores de la Policía Nacional Civil indicaron que al fusil que portaba el soldado, y con el cual se habría suicidado, le faltaban dos ojivas similares a las encontradas junto al cuerpo.
Waldemar Barrera, auxiliar de la Procuraduría de los Derechos Humanos de Puerto Barrios, expuso: “Es necesario investigar la muerte del soldado. Además, estudiaremos de oficio los castigos que les son impuestos por sus superiores”.
Extraído de Prensalibre.com edición digital del 05Mayo2010
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