El Seño esta conmigo, y no tengo miedo; ¿Qué me puede hacer un simple mortal? (Salmos 118:6).
En cierta ocasión un pastor contó que cuando era niño, le gustaba jugar en un parque donde se ubicaba la Rotonda de los Hombres Ilustres de su localidad. Allí, estaban sepultados héroes de la religión. Un día, mientras se dirigía al sitio, vio muchos policías en las azoteas de las residencias con enormes carabinas. Entonces, se dio cuenta de que algún personaje importante andaba por esos rumbos. ¡Era nada menos que el presidente de la República!
De inmediato se apresuró a acercarse a la comitiva presidencial y vio cómo el presidente descendía del vehículo oficial. Pero al pretender acercarse, un grupo de guardaespaldas le impidió el paso. Así que, gracias a su baja estatura, se las ingenió para llegar hasta el gobernante y logró saludarlo. Entonces uno de los guardaespaldas le dice: « Hasta allí nada más niño ». La imponente figura del guardia presidencial lo obligó a obedecer la orden.
¿Qué se sentirá caminar rodeado de una escolta de seguridad? Ante la difícil situación que nuestra sociedad enfrenta, la industria de los servicios de seguridad ha crecido enormemente. ¿Te has puesto a pensar que tú y yo ya contamos con el mejor servicio de guardias celestiales? Estoy convencido que más de una vez el diablo se ha acercado a nosotros para lastimarnos, y entonces, uno de nuestros ángeles le dice: « Hasta allí nada más, Satanás ». La imponente figura del ángel deja al demonio estupefacto y lo obliga a retirarse.
No necesitas dejarte atrapar por el pánico. Dios tiene guardaespaldas a tu lado que el día de hoy están listos para protegerte. Dios les enseño a Adán y Eva que el temor desaparece cuando alguien está con él. Al apartarse del cielo, perdieron de vista el carácter de Dios, el miedo les oprimió el corazón. Pero Dios fue a su rescate y su compañía los libró del temor. Del mismo modo, al enfrentar las horas de este día, Dios viene en tu busca, te promete estar contigo, para que vivas libre del temor.
« El hombre no es dejado solo para vencer los poderes del maligno por sus propios y débiles esfuerzos ».
Bendiciones…
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