« Ya te lo he ordenado: “¡Sé fuete y valiente! ¡No tengas miedo ni te desanimes! Porque el Señor tu Dios te acompañará dondequiera que vayas » (Josué 1:9).
¡Diecisiete miembros de la comunidad universitaria en Montemorelos identificaron este texto como el preferido! Era de esperar que muchos se aferraran a esta reconfortante y animadora promesa, que presta concepto tan importantes como esfuerzo, valentía, liberación del temor, no desmayar, compañía permanente. ¿No te parece una promesa altamente reconfortante?
¿Recuerdas la participación de Josué cuando diez de los hombres enviados a espiar la tierra prometida dieron un informe desalentador? Él, junto con Caleb, había dicho: « Si el Señor se agrada de nosotros, nos hará entrar en ella. ¡Nos va a dar una tierra donde abundan la leche y la miel! » (Números 14:8). Si Dios no hubiera intervenido en forma tan señalada ese día los habrían apedreado a él y a Caleb.
Cuatro décadas después, Josué se encontraba al frente del pueblo en las fronteras de la tierra prometida y en el momento preciso para cruzarlas. ¡Qué desafío! Pero él había dicho: « Si el Señor se agrada ». Y ahora, ese mismo Señor en quien confiaba le decía: « Te acompañaré donde quiera que vayas ». El todo poderoso le había presentado otras promesas: « Nadie será capaz de enfrentarse a ti […] No te dejaré ni te abandonaré » (Josué 1:5).
Observa la recomendación especial y reiterativa respecto a la obediencia de la Ley de Dios en el ejercicio de su liderazgo. Dos indicaciones muy claras:
1. No apartarse ni a la derecha ni a la izquierda de lo que está escrito (Deuteronomio 5:32; 17:20).
2. Mantener una obediencia permanente y cabal (Deuteronomio 31:12; 32:46; Mateo 28:20).
En esas condiciones ni Josué, ni tú ni yo, tenemos qué temer.
« Mantente de parte de Dios. No pises en terreno enemigo, y el Señor será tu Ayudador »
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