Los habitantes del mundo conmemoran hoy el 40 aniversario del Día de la Tierra, ocasión que los ecologistas aprovechan para hacer conciencia acerca del daño causado por el uso irresponsable de los recursos naturales y la escasa voluntad para reducir los focos de contaminación.
Si la Tierra misma pudiera celebrar su día, quizá lo haría sin fiesta ni fanfarrias. Se tomaría un reparador descanso, ante el desgaste que afronta a manos del ser humano.
La idea del senador estadounidense Gaylord Nelson —precursor de esta conmemoración— era darle un respiro al Planeta y formar ciudadanos con conciencia ecológica; sin embargo, 40 años después, los efectos del calentamiento global y el cambio climático comienzan a causar estragos en muchos países.
Trastornos climáticos
El Informe de Desarrollo Humano Internacional 2007-2008 muestra preocupación por el destino de millones de habitantes pobres, quienes, asegura, “pagan los platos rotos”, por la contaminación generada por países como EE. UU. y otros industriales.
Contaminación que, debido a los elevados niveles de dióxido de carbono (CO2), recalienta la superficie de la Tierra y ocasiona trastornos en el clima.
Los extremos climáticos observados en el país —sequías, nevadas en volcanes y granizadas en el Corredor Seco—, se pueden acentuar, según el Centro de Estudios Ambientales de la Universidad del Valle de Guatemala.
Comparativamente, cada guatemalteco liberaría una tonelada de CO2, procedente de la quema de combustibles fósiles y procesos industriales, frente al promedio estadounidense de 20.6 por habitante.
Grano de arena
Expertos señalan que con cambios en la actitud ciudadana se puede contribuir con firmeza a minimizar los niveles de contaminación.
Este día, organizaciones ecologistas efectúan marchas en distintos puntos del país, para hacer conciencia y establecer políticas públicas, a fin de darle a la Tierra la caricia saludable que merece.
Extraído de Prensalibre.com edición digital del 22Abr2010
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