lunes, 7 de junio de 2010

Una gran necesidad

« Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios », aclaró Jesús (Lucas 18:27).

Otra vez Jesús habla de imposibilidades. ¿Y ahora por qué? Por causa de las riquezas. El asunto del cual se está hablando es de la salvación. El joven rico había venido en busca de « Heredar la vida eterna » (Lucas 18:18). Jesús había puesto delante de él el costo de la salvación: Vencer por completo su apego a los bienes materiales (vers. 22). Entonces «Jesús comentó: “¡Qué difícil es para los ricos entrar en el reino de Dios!” (vers. 24). Los discípulos, con mucha razón se hicieron la pregunta: «Entonces, ¿Quién podrá salvarse? » (vers. 26).

Jesús pronuncio las palabras de nuestro versículo de hoy en el marco de esta conversación, en las circunstancias del encuentro con la salvación, y en este terreno, Dios es el especialista. Es que Dios fue quien trazó el plan. El apóstol Pablo dice que « Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo » (Efesios 1:4).

En el mismo jardín del Edén, Dios pronuncio, con palabras memorables, su deseo de resolver el problema del pecado de la humanidad, sentenciando la derrota de la serpiente que se alzaba triunfante en el primer enfrentamiento con nuestros primeros padres.

Dios nos invita a poner « las cosas en claro » (ver Isaías 1:18) con él, para resolver el problema del pecado. Y la solución fue: « Dios amó tanto a la gente de este mundo, que me entregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna » (Juan 3:16 TLA).

El desafío para nosotros es tener necesidad. Pero la necesidad no se inventa. La tienes o no la tienes. Muchas veces he visto como infructuosamente algunos padres quieren hacer sentir la necesidad a los hijos, y los ponen a trabajar. Pero los hijos no sienten la motivación de la necesidad y no aprovechan la oportunidad.

« Las condiciones para la salvación del hombre han sido ordenadas por Dios. La humillación de sí mismo y el llevar la cruz son los medios por los cuales el pecador arrepentido encuentra paz y consuelo »

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