viernes, 18 de junio de 2010

Fija tus ojos en Cristo

Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante (Hebreos 12:1).

Recuerdo mi primera participación en la iglesia de la Universidad de Montemorelos. No era el templo actual, que tiene capacidad para 2,200 personas, sin lo que ahora se le conoce como el auditorio Emiliano Ponce de León, con capacidad para 600 personas.

Te podrás imaginar el impacto que hizo en mi vida, pues estaba acostumbrado a presentarme ante una iglesia pequeña de cincuenta a sesenta miembros. Se me hizo tan grande la audiencia que me pareció que me miraba, como dice el texto, « una nube de testigos ». Me puse muy nervioso y no hallaba qué hacer con mis manos, que temblaban mientras leía la nota de introductoria de la lección de aquella semana. Todo el mundo podía ver que el folleto se movía y que mis rodillas temblaban.

Es cierto que frente a un grupo muy grande nos ponemos muy nerviosos. Cuando tenemos que actuar nosotros, y cuando tenemos la mirada fija en quienes nos ponen nerviosos. Cuando era chico pasaba a recitar poesías ante la iglesia y generalmente mis hermanos mayores me hacían gestos para que me distrajera. Y claro que me hacían enojar. Una vez interrumpí una declamación y dije:

-- Ya no sigo porque Miguel y Héctor se están riendo de mí--

Después me baje de la plataforma muy enojado.

El versículo 2, que sigue al que encabeza la meditación de hoy, nos invita a poner nuestros ojos en Cristo, ¡y también dejarlo actuar¡: « Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba »

Así que, para este día asegúrate que el peso del pecado lo has dejado en Cristo y mantén tu vista en él.

« Relacionada con Cristo, la naturaleza humana llega a ser pura e íntegra. Cristo provee la eficiencia y el hombre se convierte en un poder para el bien »

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