miércoles, 19 de mayo de 2010

Más que el valor de todo el mundo

« ¿De qué sirve ganar el mundo entero si se pierde la vida? ¿O qué se puede dar a cambio de la vida? » (Mateo 16:26).

Las palabras del texto de hoy se escucharon en el marco de lo que podríamos llamar: « Pedro: Luces y Sombras» Repasa el capítulo 16 de Mateo y te encontrarás a Pedro, que en el versículo 17 aparece con una revelación de Dios; pero en el 23 aparece con una revelación de Satanas.

Así somos los seres humanos de fluctuantes en nuestro ánimo y opiniones cuando no tenemos una clara cosmovisión con respecto de la voluntad de Dios. Jesús sí la tenía. Eso le daba estabilidad de propósito, sentido de misión. Así podía enfrentar la vida y la muerte en la perspectiva de la eternidad y no solamente en el estrecho alcance de setenta y ochenta años.

¿Cuáles eran los elementos que incluían el pensamiento de Cristo cuando hizo la declaración de nuestro texto? La vida del cristiano es una negación de sí mismo (vers. 24). Y es que no nos podemos guiar por nuestros propios deseos. Nuestra naturaleza es tan poderosa en querer todo para nosotros mismos que tiene que haber una agente externo que nos lleve a negarnos a nuestros propios deseos, ambiciones y planes.

v Pero en esta negación no estamos solos. Seguimos la huella de Cristo. Él va delante de nosotros. Sí, él es el príncipe del servicio abnegado. Por eso Pablo nos dice: « La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús, […] se rebajó voluntariamente » (Filipenses 2:5-7)-

v En segundo lugar, no hay que buscar salvar nuestra vida por nosotros mismos (Mateo 16:25). La vida del cristiano, es la lucha contra su propia naturaleza, puede llegar al punto de la desesperación si se quiere resolver el problema sin la ayuda de Dios. Lo que hay que hacer es entregar el control a Cristo. Él nos garantiza la victoria en el plan de salvación para nuestras vidas.

v En tercer lugar, la salvación de nuestra alma tiene más valor que todo el mundo.

Claro, recuerda que el valor de todo el cielo ha obrado a favor de tu salvación como si fueras el único habitante del mundo. Considera el gran valor de tu vida al enfrentar los desafíos del día de hoy.

« El premio de la vida eterna es de valor infinito »

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