Pero Jesús les dijo en seguida: «¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo » (Mateo 14:27).
« ¡Miren, lo único que nos faltaba! ¡Un fantasma! » Parece que escucho a los discípulos gritar asustados. Y lo peor es que no podían correr a esconderse en ningún lado. Estaban acorralados en medio de una tormenta, en medio del Mar de Galilea, y en medio de la noche. ¡Todo en contra!
Había sido un dia muy ajetreado. La jornada había comenzado con una de las noticias más tristes del ministerio de Jesús: La muerte de Juan el Bautista. Un asesinato despiadado, alevoso, sin sentido. Una de las figuras más amadas de muchos seguidores de Cristo. El Bautista había muerto y no parecía haber ninguna explicación. El Señor mismo se sintió apesadumbrado por la noticia: «Cuando Jesús recibió la noticia, se retiró él solo en una barca a un lugar solitario (Vers. 13).
Luego la emergencia. ¿Te imaginas que, de repente, sin haberse preparado, tú y tu familia reciban la encomienda de alimentar a cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños? Una verdadera emergencia, como para encaramarte en un cohete y salir disparado hasta la luna. Pero hubo solución, y con ella mucho trabajo, pues los discípulos colaboraron en la organización para el reparto de la comida y en llevar los alimentos a la multitud.
Debe haber sido una tarea fascinante, pero al mismo tiempo muy fatigosa. Y, sin ser suficiente, después tuvieron que remara para llegar a la otra orilla. Pero cuando estaban en medio del lago, el viento arreció y la barca fue azotada por las olas. Y apareció Jesús. ¿Quieres saber de dónde venía?
Después de alimentar a la multitud, Jesús todavía dedicó tiempo a despedirla. Te podrás imaginar que muchos se acercaron a saludarlo. ¿Acaso querían pedirle un autógrafo? Si hubiera sido en nuestros días no dudes que habría firmado muchos.
Sin duda fue una ardua jornada. El texto dice: « Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo » (vers.23). Jesús oró. ¡Por eso pudo acercarse a sus discípulos e impartirles seguridad!
« En medio de los peligros de estos últimos días, la única seguridad para la juventud está en la vigilancia y la oración siempre creciente »
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