lunes, 5 de abril de 2010

El hombre propone y Dios dispone

Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes (Salmos 127.1).

Cuando la doctora Raquel de Korniejczuk terminaba sus estudios de la secundaria, ya había decidido estudiar para ser una maestra de lenguaje y literatura. Había dedicado su vida a Dios y su deseo era servirle como educadora. Pero se sentía cansada de estar en un ambiente cristiano y protegido, y quería experimentar la educación universitaria secular de una gran ciudad.

A ella le parecía que si se inscribía en la universidad pública más prestigiosa del país podría conseguir una mejor preparación para el servicio. Sus padres procuraban que analizara otras opciones de estudio en lugares menos peligrosos para una jovencita de apenas dieciséis años, pero ella no atendía razones. Aunque en sus oraciones pedía que Dios hiciera su voluntad, Raquel en realidad no estaba dispuesta a aceptar que el Señor tuviera otros planes para ella.

Junto con sus padres hizo un viaje a la capital del país para solicitar la admisión a la universidad. Parecía estar segura de que Dios contestaba sus oraciones de la manera que ella quería. Pero, al subir por las escaleras de mármol de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y observar a los estudiantes que subían y bajaban, así como los grafitis que llenaban las paredes con lemas antisociales y ateos y de propaganda política subversiva, se convenció de que aquella institución no era para ella.

« ¿Qué hago aquí? », se preguntó. Repentinamente se dio cuenta de que, si quería ser una misionera cristiana, había ido a un lugar equivocado para prepararse. Allí mismo, en las escaleras, les dijo a sus padres que no le interesaba ingresar en aquella universidad, que debían volver a la comunidad educativa de donde habían venido.

Había intentado « edificar la casa » a su manera, sin la dirección divina.

Aquella mañana tuvo la certidumbre de que sería en vano todo su trabajo sin la bendición del Altísimo. Al iniciar las tareas de este día, asegúrate de edificar bajo la dirección del Arquitecto divino.

« Cuanto menos sigan sus inclinaciones naturales, tanto mejor será para ustedes y para los demás ».

Bendiciones…

No hay comentarios: