Hijitos míos, les escribo estas cosas para que no cometan pecado. Aunque si alguno comete pecado, tenemos ante el Padre un defensor, a Jesucristo, el Justo. (1 Juan 2:1 DHH)
Recientemente converse con un amigo que tenía que enfrentar una demanda en los tribunales. Me dijo que prácticamente el caso estaba ganado, porque él era representado y defendido por alguien que si no era el primero, con seguridad era el segundo mejor abogado, ¡de todo el país!
Siempre nos da mucha seguridad tener a alguien competente o conocido, y más todavía si es un amigo, en las altas esferas de autoridad.
Antes de irse, Jesús expresó de diversas maneras su voluntad de tener a sus seguidores junto a él. En sus última oración por sus discípulos le pidió al padre « Quiero que los que me han dado estén conmigo donde yo estoy » (Juan 17:24). Así que el texto de hoy nos recuerda la voluntad de Cristo de estar a nuestro lado en medio de este gran conflicto en el que se halla en juego nuestra vida eterna; la tuya, la mía, la de todos los seres humanos.
Si te preguntan cuál es el tema del texto, ¿Qué dirías? ¿La palabra escrita de Dios? ¿La confesión? Tal vez te das cuenta que todos estos conceptos podrían meterse dentro de una batidora, para que se mezclaran homogéneamente. Al final tendrías una visión de lo que significa vivir en Cristo.
José Ortiz celebra hoy el hecho de que Dios le haya concedido un año más de vida. Lo celebra porque las palabras de este texto abrieron delante de él un nuevo horizonte para la desesperación en la que vivía.
El Apóstol Juan, en los versículos precedentes a este sobre el cual estamos centrando nuestra meditación (lee 1 Juan 1:5-10), nos recuerda primero que la sangre de Cristo, es decir, la ida que puso en sacrificio para limpiarnos de todo pecado. Luego nos lo hace ver como perdonador y justo. Ahora, el texto, como Abogado defensor. Así en unos pocos versículos nos presenta todo lo que juega a nuestro favor en la salvación: La vida de Cristo, su amplio perdón otorgado por su sacrificio expiatorio, sus justo juicio y su incansable labor como nuestro « intercesor » « ante el Padre » (1 Juan 2:1, NVI) ¡Todo el cielo está de nuestro lado!
« Pero aunque Jesús ve la culpa del pasado, pronuncia palabras de perdón; y no debemos deshonrarlo dudando de su amor »
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