martes, 7 de diciembre de 2010

Siervo de Jesucristo

Esta es la revelación de Jesucristo, que dios le dio para mostrar a sus siervos lo que sin demora tiene que suceder. Jesucristo envió a su ángel para dar a conocer la revelación a su siervo Juan (Apocalipsis 1:1).

¿Qué pensamientos vienen a tu mente cuando te preguntan sobre el apóstol Juan? ¿Sus largas horas nocturnas en la barca que tanto amaba? ¿El momento cuando dejo todo allí a la orilla del mar para seguir a Cristo? O tal vez recuerdas su famoso sobrenombre, impuesto por el mismo Jesús: Hijo del trueno. Quizás te acuerdes de las reprensiones que recibió por pedir que descendiera fuego del cielo y consumiera una aldea de los samaritanos, solamente porque él percibió un rechazo al mensaje de Jesús. También cuando, por medio de su madre, junto con su hermano, solicitó un puesto exclusivo en el reino de los cielos.

Recuerdas cuando estaba recostado sobre Jesús en la cena de pascua, así como su presencia en el juicio y la crucifixión de Cristo. No exageraría al decir que la mayoría de los cristianos recordamos a Juan como el « discípulo amado », título que tomamos de su propio testimonio en donde se identifica como « el discípulo a quien Jesús amaba » (Juan 13:23).

¡Qué hermosa afirmación de seguridad y confianza en el amor del Salvador! ¡Qué maravilloso sería que todos nos sintiéramos exclusivos receptores de la bondad celestial que aleja el temor de nuestras vidas!

Pero el primer versículo del libro de Apocalipsis nos presenta otro testimonio de la vida de este apóstol. Desde su prisión en la isla de Patmos, Juan recibe visiones celestiales para dar esperanza al pueblo de Dios. En la introducción de su « informe » señala que es un siervo de Jesucristo. Una expresión de humildad y reconocimiento de que Jesús no es solamente su Salvador, sino también su Señor. Experimentar el amor de su Maestro llevó al apóstol Juan a reconocer también su soberanía. Es lo que podríamos llamar el verdadero ejercicio de la fe. Una fe salvadora que en medio de las dificultades lleva al creyente a reafirmar su voluntad conforme a los planes divinos.

« Si tan solo mantenemos los ojos fijos en el Salvador y confiamos en su poder, seremos llenados de una sensación de seguridad, pues la justicia de Cristo llegará a ser nuestra justicia »

No hay comentarios: