lunes, 27 de diciembre de 2010

El mejor regalo que han recibido ha sido la vida…

La mayoría de lectores de Prensa Libre.com coinciden en que el mejor regalo en Navidad es la vida, y que la intención es lo que cuenta a la hora de recibir un obsequio.

“El mejor regalo que he recibido fue el nacimiento de mi nieta hace 8 años, el peor fue en 1978 cuando salí de mi país, hacia Estados Unidos”, afirma Melvin Pérez.

Al igual que él, unos 60 lectores compartieron sus experiencias en el intercambio de obsequios, algunos desafortunados y otros que les dibujaron una sonrisa de alegría.

Héctor Robles dijo que el despertar cada día con vida es el regalo más afortunado que puede recibir. “Lo mejor es estar vivo este año, aun después de la tormenta Ágatha, y el peor que podemos tener, es no estar concientes de lo afortunados que somos por el simple hecho de estar vivos”, resalta.

Yanira Bethancourt comparte una historia en la que ejemplifica que es mejor dar que recibir, no importando la condición de las personas. “El mejor regalo fue en 2009, cuando con los de mi iglesia fuimos al Parque Central a traer a los ladrones y pegamenteros (sic) que se mantienen en ese lugar, y les compartimos no solo el amor de Dios, sino también un tamal y ponche caliente, sin juzgarlos por sus acciones”, cuenta.

“Mi regalo ha sido permanente, ya que siempre he tenido salud, una familia unida y un sentido común siempre abierto, el cual me hace ser tolerante y respetuoso con los demás, y si me llega algún dinero por trabajar muy duro esa será mi ganancia”, afirma Ramses Molina.

Los aficionados al futbol también no dejan fuera sus preferencias, como lo cuentan varias personas, quienes manifestaron estar muy contentos porque el club Comunicaciones se hiciera campeón del Torneo de Apertura.


Lo infortunado

Pero como no todo es alegría durante la Navidad, otras personas comparten experiencias desagradables, como el hecho de que gran cantidad de mujeres descubrieron en estas fechas que sus esposos tenían otra familia. Esa situación ha hecho que odien estas fiestas.

Otra historia ilustra que los intercambios de regalo muchas veces decepcionan a que la gente participe, debido a que la gente compra lo más insignificante.

Monik Estrada cuenta: “un regalo no tan bueno que recibí fue en un convivio, donde en el intercambio de regalos, me regalaron dos jabones de baño y yo había comprado una esclava muy preciosa, no se vale”.

En otros casos la mala relación entre parientes también se hace evidente en estas fiestas, como lo ilustra una lectora que se identifica solo como Claudia quien afirma que “los perores regalos son los que ha recibido de mi suega y cuñados. Lo hacen para vengarse.”

Algunas personas dan a conocer su pensamiento sobre estas fiestas: “creer en Jesús y tener la primera Navidad en paz aun sin estar seguro que nació en esa fecha, pues nunca celebro su cumpleaños nadie en la Biblia, solo Herodes y mando a decapitar a Juan El Bautista y Job que maldijo el día en que nació”.

Al final, muchos enumeraron detalles que les produjo una agradable sensación y también aquellos que en lugar de estrechar una amistad la separó.

La tradición de dar y recibir objetos, muchos de ellos, envueltos en papeles de colores anida sentimientos propios de la temporada.

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