jueves, 2 de diciembre de 2010

Una nueva oportunidad

El Señor no tardara en cumplir su promesa, según entiende algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan (2 Pedro 3:9).

¿Puede un evento inminente condicionar tu comportamiento? ¿Cuáles serian tus cinco prioridades si supieras que Jesús regresa por ti hoy mismo? ¡Cómo cambia nuestra perspectiva de la vida ante un evento que se aproxima! Sin embargo, nuestra perspectiva no es alerta. Ante lo que podríamos considerar una demora de la venida del Señor, dudamos y decimos: « Mi señor se está demorando » (Mateo 24:48). Es natural, ¿Quién no se cansa de esperar? Tenemos poca tolerancia a la espera. Pero Dios, para quien el tiempo no supera su amor, se demora mucho. ¿Y por qué tarda? ¿Qué desea obtener?

Imagina a un Dios de amor sufrir con tanta muerte, guerra, hambre, violencia, enfermedad, violencia familiar y corrupción. Definitivamente su demora confirma que Dios prefiere sufrir, con tal de que tú no te pierdas. Por eso mantiene abiertas las oportunidades, por eso su gracia parece detener el tiempo.

Cierta mañana unos soldados se alienaron cerca de un camión-cocina para recibir su almuerzo. El corresponsal de un periódico miró a un soldado barbudo, cubierto de lodo y muy cansado. Después de mirarlo, el corresponsal le dijo: « si yo pudiera lograr que Dios le diera a usted lo que más desea, ¿Qué le pediría? » El soldado permaneció en silencio mientras la esperanza renacía en su corazón, y después respondió lentamente: « Le pediría… que… me diera… el día de mañana »

Aquel soldado tenía la esperanza de un día más. Yo también pediría el día de mañana, pero no para pasarlo aquí, en este mundo que se hunde en la maldad, sino para ver al Señor aparecer en las nubes de los cielos, y que como familia, volvamos a estar completos. El Señor se demora, no porque las promesas de Dios fallen, sino porque su amor es tan grande que quiere darnos a todos, y sobre todo a ti y a mí, un día más, una nueva oportunidad de arrepentirnos. ¿Nos atrevemos a dejar de pasar el día de hoy sin hacerlo?

« La tempestad se avecina y debemos prepararnos para afrontar su furia mediante el arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesucristo »

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