El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus obras. El señor está cerca de quienes lo invocan, de quienes lo invocan en verdad (Salmos 145: 17-18).
Quiero compartir un testimonio de un estudiante de posgrado. Se trata de una joven Hondureña: « El día de mi cumpleaños en el año 2004 (escribe) comenzó con una serenata muy alegre de parte de un dúo muy especial: Mi padre y mi madre. Para festejarlo fuimos a comer a uno de nuestros restaurantes favoritos, a la orilla de un lago, cerca de mi casa. Mientras me preparaba para salir me torcí un tobillo. Desde luego eso no impidió que fuéramos a celebrar como lo habíamos planeado.
En la noche, ya de regreso en casa, mi mamá fue a la cocina para tomar un poco de agua. Mientras ella regresaba escuché un ruido fuerte y un grito proveniente del cuarto de mis padres. Entonces corrí para ver lo que pasaba: Mi madre estaba en el piso y mi padre trataba de levantarla. Se había fracturado su pie izquierdo. Recuerdo a mi padre, hombre fuerte y tranquilo, llevarse con desesperación las manos a la cabeza. Al ver esa expresión de mi padre y el dolor de mi madre, me llené de pánico. Mi mamá padecía diabetes y esa fractura podía desencadenar problemas terribles.
Mientras corría a buscar al médico, las palabras del versículo de esta mañana vinieron a mi mente con un nuevo y alentador significado. No puedo explicar esa mezcla extraña de temor, paz y seguridad al escuchar la voz de Dios. Los siguientes meses fueron muy difíciles, especialmente para mi madre. Pero ahora camina de nuevo. Al verla, mi corazón se conmueve y se llena de gratitud, porque ese día Dios me aseguró que en los momentos más angustiosos estaría más cera de nosotros. Y continuará acompañándonos hasta que lo veamos cara a cara »
« Cumple los deseos de quienes le temen; atiende a su clamor y los salva. El Señor cuida a todos los que lo aman, pero aniquilará a todos los impíos. ¡Prorrumpa mi boca en alabanzas al Señor! ¡Alabe todo el mundo su santo nombre, porque siempre y para siempre » (Salmos 145: 19-21).
« Confíele todo lo que no puede entender. Él lo ama y se compadece de todas sus debilidades »
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