jueves, 18 de noviembre de 2010

Un sacerdocio inigualable

Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, aquel que se sentó a la derecha del trono de la Majestad en el cielo, el que sirve en el santuario, es decir, en el verdadero tabernáculo levantado por el Señor y no por ningún ser humano (Hebreos 8:1,2).

¿Qué es lo que « venimos diciendo »? que Cristo es un sacerdote único. Era de la tribu de Judá, no un levita, e inauguró un nuevo sacerdocio, « conforme al proceder de una vida indestructible » (Hebreos 7:16). Cristo, como sacerdote, introdujo « esperanza mejor, mediante la cual nos acercamos a Dios » (vers. 19). Además, como « permanecer para siempre, su sacerdocio es imperecedero » (vers. 24).

¿Qué sacerdocio quieres escoger tú? ¿El servicio sacerdotal que te puedan ofrecer los descendientes de Leví? ¿O el sacerdocio único y exclusivo de Cristo? La respuesta es obia. El autor de Hebreos lo dice de esta manera: « Nos convenía tener un sumo sacerdote así: santo, irreprochable, puro, apartado de los pecadores y exaltado sobre los cielos » (vers.26). ¡Claro que nos conviene! ¿Y sabes qué? Lo tienes a la distancia de una oración. Él está a la diestra del trono de Dios. Todos sabemos lo que significa tener un amigo cercano al poder. ¿Gestiones rápidas, influencia, recursos, publicidad? ¿Confianza para hablar de asuntos interesantes en la vida de una organización o un país?

Lo que tenemos a la diestra de Dios es un sacerdote y esto tiene que ver con nuestros pecados. Tal vez prefieras llamarlas debilidades, errores, flaquezas o caídas. Pero sabes que me refiero a todas esas conductas que, aunque puedan parecer atractivas en el momento, nos dejan con un vacío, nos exponen al peligros, hieren a los que amamos, afectan nuestra salud y cargan nuestra conciencia. Y por encima de eso, nos ponen en peligro de muerte y al margen de la salvación que Cristo nos ofrece.

« Es privilegio de cada joven hacer de su carácter una hermosa estructura. Pero hay una necesidad positiva de mantenerse allegado a Jesús »

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