lunes, 15 de agosto de 2011

Reflexión


Antes de…

Antes de hablar, escuchemos.
Antes de escribir, pensemos.
Antes de gastar, ganemos.
Antes de invertir, investiguemos.
Antes de criticar, esperemos.
Antes de orar, perdonemos.
Antes de rendirnos, intentémoslo.
Antes de jubilarnos, ahorremos.
Antes de morir, demos.
(William Arthur Ward)

El breve poema que hoy, tiene todo el potencial para ponernos a meditar no sólo en la naturaleza de nuestras acciones, sino también en la motivación detrás de cada una de ellas. Recuerdo haber leído en algún lugar la comparación de varios documentos famosos de la historia; se contrastaban el Sermón del Monte, el Discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln, y otros.

Lo que se resaltaba era que, cuando Dios habla, no hacen falta muchas palabras… y cuando no lo hace, por más palabras que utilicemos, ¡será por gusto! 

Que el pensamiento de hoy, tan breve como es, nos lleve a hacer ajustes a nuestra manera de vivir.

Porque en ti está la fuente de la vida, y en tu luz podemos ver la luz. (Salmo 36:9)
Ésta es la oración al Dios de mi vida: que de día el Señor mande su amor, y de noche su canto me acompañe. (Salmo 42:8)


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