martes, 22 de marzo de 2011

El agua es el tesoro más preciado de los cantones de Totonicapán


Los habitantes de la aldea Chuantroj, Totonicapán, no saben que hoy se celebra el Día Mundial del Agua, sin embargo, siguen al pie de la letra todas las recomendaciones para su preservación: no botan árboles, plantan matas anualmente, cuentan una comisión de aguas y las autoridades indígenas velan por el respeto del liquido vital.

CHUANTROJ - Santos Julian Cua, guardabosques de Chuantroj, Totonicapán, baja acompañado de su hijo de ocho años por un sendero que conduce al nacimiento de agua de montaña comunal de Chuantroj. No se ve, en toda la montaña, ni una solo espacio de bosque vacío de árboles.
"Nosotros no encargamos de que nadie venga a botar ningún árbol a dos kilómetros cuadrados alrededor del nacimiento, está totalmente prohibido", explica Cua.
Y es que para esta comunidad, ubicada a 22 kilómetros al sur de la cabecera de Totonicapán, al igual que en el resto del departamento, el cuidado del agua y por lo tanto el cuidado de los bosques, forma parte de su cultura ancestral y lo respetan como a su propia vida.
"Nuestros antepasados no dejaron registradas las acciones para conservar el agua, pero lo llevamos en nuestra alma", explicó Martín Castro, vicealcalde indígena de Chuantroj.
Por ello, todas las acciones necesarias para su mantenimiento se encuentran registradas entre sus leyes. "es como nuestra constitución", agrega Norberto Vásquez, ex alcalde indígena y que en 2010 fungió el cargo de presidente de los 48 cantones de Totonicapán.

Labores para la comunidad
Una de estas normas, es que tres veces en su vida los hombres están obligados a realizar labores al servicio de la comunidad ad honorem, entre ellas, se encuentra el trabajo como guardabosques, alguacil, fontanero, autoridad, integrante de la comisión de aguas o de la comisión de guardabosques.
"En nuestra vida debemos de realizar tres servicios en la comunidad, yo en 2003 fui guardabosques y este año otra vez, es lo que más me gusta, porque puedo respirar el aire puro", explica, "además, en mayo se escuchan todos los pajaritos", agrega después de pasar un rato pensativo.
"Hay tres grupos de dos guardabosques que trabajan dos semanas al mes, también hay una comisión de guardabosques, que vela porque cumplan con su trabajo, hay una comisión de agua, que trabaja para que no se despercidie", agregó Norberto Vásquez.

Cultura de los antepasados
Norberto Vasquez explicó que el agua forma parte de la cultura de sus antepasados.
"El agua simboliza la sangre en el ser humano, el agua es la vida de la naturaleza misma, sin agua no se podria vivir, no solo los seres humanos sino toda la naturaleza", explica.

Sanciones por botar árboles
Una de las normas, explica Vásquez, es que si alguien bota un árbol recibe una sanción. En general, la sanción consiste en plantar cinco árboles nuevos. "A veces, dependiendo del tamaño del arbol botado, deben pagar una multa, de 500 a 800 quetzales ", explica.
Para botar un árbol para leña, las familias deben pedir permiso a las autoridades, y tan sólo están permitidos árboles viejos.

Siembra cada mes de mayo
Otra de las costumbres adquiridas de sus antepasados para la conservación de los bosques, explica el vicealcalde es que cada mes de mayo cada persona debe sembrar por lo menos cinco árboles en zonas donde consideren que es necesario.
"En mayo traen los árboles de los invernaderos y le dan a cada persona cinco matas o mas" explica el guardabosques.

Prohibido desperdiciar agua
Pero el cuidado del agua no va sólo dirigido a los árboles, sino que las normas de la comunidad de Chuantroj también van dirigidas al no desperdicio del agua.
"si uno va a construir una casa necesita la autorización del agua, bajo el conociminto de la comunidad, uno no puede gastar agua lavando el carro o la moto", explicó Vasquez.

Seis nacimientos
Por ese motivo, esta comunidad, el último cantón de Totonicapán, que colinda con Quetzaltenango, conserva 35 mil cuadras de bosque, de las 21 caballerías de bosque del departamento.
Este bosque, da vida a seis nacimientos de agua, que alimentan el río Motagua y Salamá, entre otros y además sirve para que todos las casas de esta aldea no les falte agua. Además, otras aldeas vecinas e incluso el municipio de Cantel, en Quetzaltenango, se benefician de esta agua.
Además, desde 2010, decidieron reservar uno de los nacimientos para que los seres vivos del bosque pudieran beber agua. "Se nos ocurrió la idea el año pasado, decidimos guardar uno de los nacimientos para que las aves y los animalitos pudieran venir a beber agua", explicó el vicealcalde Martín Castro.

Cifras en Guatemala
Sin embargo, el ejemplo de Totonicapán no se sigue en todo el país. Según cálculos de Instituto Nacional de Bosques, INAB, al año se talan 73 mil hectáreas de bosque, principalmente en Petén y Huehuetenango.
Según información ofrecida por la Organización Mundial de la Salud (OPS) en Guatemala, el el 78.7% de la población tiene acceso a fuentes de agua mejoradas, mientras que un 33% de hogares en el área rural se ven obligados a acarrear agua desde un chorro público o privado, pozo, río lago o manantial (Tercer Informe de Avance de ODM).
Además, informa de que el 83% de la población urbana tiene acceso a servicios de saneamiento mejorados, mientras que en la población rural tan solo alcanza el 22% (Encovi 2006).
El principal contaminante de las aguas superficiales en todo el país proviene de los sistemas de drenaje de aguas servidas de los centros poblados, los cuales se descargan directamente hacia los cauces de ríos y arroyos locales (Perfil Ambiental 2006).

Llama a invertir en agua
El Sistema de Naciones Unidas en Guatemala exhortó a las autoridades, organizaciones y población a esforzarse más para que las zonas rurales, asentamientos informales y barrios marginales posean agua potable y saneamiento.
Mediante un comunicado, Naciones Unidas recordó que este año busca centrar la atención sobre el impacto del crecimiento urbano, la industrialización, la incertidumbre sobre el cambio climático y los desastres naturales y la vital importancia que el agua tiene en cada aspecto, tanto para el suministro del agua limpia como el tratamiento de las residuales.
En el área rural guatemalteca, un 33 por ciento de la población no tiene acceso a agua limpia y debe acarrearla de pozos públicos o privados, ríos o manantiales, y solo el 22 por ciento tiene accesos a servicios de saneamiento, según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2006.
Otro factor que genera preocupación es que la principal fuente de contaminación del agua son los drenajes, que desde los centros poblados se descargan directamente a los ríos o lagos.

Situación en el país
En Guatemala el 78.7% de la población tiene acceso a fuentes de agua mejoradas, mientras que un 33% de hogares en el área rural se ven obligados a acarrear agua desde un chorro público o privado, pozo, río lago o manantial, según el Tercer Informe de Avance de Objetivos del Milenio.
Además, el 83% de la población urbana tiene acceso a servicios de saneamiento mejorados, mientras que en la población rural tan solo alcanza el 22%.
De acuerdo con Pier Paolo Balladeli, representante de la Organización Panamericana de la Salud en Guatemala, el principal contaminante de las aguas superficiales en todo el país proviene de los sistemas de drenaje de aguas servidas de los centros poblados, los cuales se descargan directamente hacia los cauces de ríos y arroyos locales.

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