miércoles, 24 de noviembre de 2010

¿En quién confías?

Estos confían en sus carros de guerra, aquellos confían en sus corceles, pero nosotros confiamos en el nombre del Señor nuestro Dios. Ellos son vencidos y caen, pero nosotros nos erguimos y de pie permanecemos (Salmos 20:7,8).

¿En donde esta puesta tu confianza? ¿Te atreverías a escribir en tu curriculum vitae: « Confío en el nombre del Señor mi Dios », como una característica más sobresaliente de tu perfil personal? Una vez escuché que un profesor recomendaba los comentarios de un compañero, acerca de la venida de Cristo, como los más autorizados en una iglesia, porque su compañero « tiene un doctorado en Nuevo Testamento »

Con frecuencia asisto a reuniones en las cuales no cesan de lanzarse « piropos intelectuales » unos a otros recíprocamente, refiriéndose al otro como la persona más autorizada para dar una opinión porque su doctorado pertenece al ámbito de la discusión. Entonces, esta persona no tarda mucho en devolver la « flor » señalando la importancia que tiene también el doctorado o especialidad del que antes le había encumbrado.

« Carros » y « corceles ». Títulos, especialidades y experiencia; dinero en el banco y posición en el organigrama; propiedad y pericia; instalaciones y equipos. ¿En quién confiamos? No hay que olvidar que los dones y talentos con que servimos en la vida proceden de Dios. Él es el Autor de la vida y Proveedor de nuestros talentos. También es el autor de una agenda, de un plan para nuestra vida. Nos conduce a las posiciones, a los lugares geográficos más cercanos o más remotos de acuerdo con su voluntad, porque sabe cuál es nuestra misión. Él pone delante de nosotros las oportunidades, abre líneas de influencia y canales de trabajo.

« Lo esencial para el éxito en el trabajo es el conocimiento de Cristo; pues este conocimiento dará sanos principios de rectitud »

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