lunes, 15 de noviembre de 2010

Dios envió a su hijo

En estos días finales nos ha hablado por medio de su Hijo. A este lo designó heredero de todo, y por medio de él hizo el universo (Hebreos 1:2).

¡El padre nos ha hablado por medio de su Hijo¡ Es que Jesús, según las palabras de Juan al inicio del Apocalipsis, en el « revelador » de Dios.

Pero, ¿Qué nos dijo Dios a través de su Hijo, su máxima y más completa revelación? Me gusta recitar un poema de José Becerra que se titula « Jesús ». Lo aprendí hace muchos años. En sus versos dice:

« Amor al mártir del Gólgota

al melancólico rabino,

que vuelta al cielo sus inefable mano

nos mostró tras las nubes del arcano

el país de las bienaventuranzas ».

Para iniciar su gran Sermón del Monte, Jesús nos reveló que el Padre considera « dichosos », « bienaventurados » ó felices, a los que sienten necesidad de él: « Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia. Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. […] Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios » (Mateo 5:5-8).

Hay otras bienaventuranzas en el Apocalipsis: « Dichoso el que lee y dichosos los que escuchan la palabra de este mensaje profético y hacen caso de lo que aquí está escrito ». «Dichoso el que se mantenga despierto ». « Dichoso el que cumple las palabras del mensaje profético de este libro » (Apocalipsis 1:3; 16:15; 22:7).

« Algunas veces sobrevendrán al alma la oscuridad y el desaliento, y amenaza abrumarnos; pero no deberíamos desechar nuestra confianza. Debemos mantener la vista fija en Jesús »

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