jueves, 5 de agosto de 2010

La fuente del verdadero amor

El amor jamás se extingue, mientras que el don de profecía cesará, el de lenguas será silenciado y el de conocimiento desaparecerá (1 Corintios 13:8)

Si « Dios es amor » (1 Juan 4:8) es fácil entender por qué el amor « jamás se extingue », ¿no es cierto? ¿Cuál amor? ¡El que procede de Dios! Él está por encima de las lenguas humanas y angélicas; por encima de la profecía, los misterios y la ciencia, y la fe; por encima también de todos los actos filantrópicos y todos los martirios (ver 1 corintios 13:1,2). Dios está por encima de cualquier sentimiento de envidia y orgullo. Por encima de todo egoísmo e impureza. « El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad » (vers. 6).

Al leer el capítulo 13 de la primera Carta a los Corintios, ¿te has detenido alguna vez en el versículo 7, que precisamente antecede al versículo basa de esta lectura devocional? « Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo » (DHH). ¿No será esto demasiado arriesgado?

Estamos acostumbrados a ponerle límites a nuestras relaciones con los demás para no dañarnos. Es absolutamente comprensible. Incluso, hemos aprendido a « marcar nuestro territorio » muy pronto. Ninguno de nosotros quiere ser etiquetado como ingenuo, o estúpido, por asumir una posición como la que presenta aquí el apóstol Pablo.

El amor es un concepto que se ha pervertido y comercializado en el mundo en que vivimos. Parece ser un sentimiento intermitente, de conveniencia, de falta de compromiso. Hay momentos en que parece desbordarse: ¿Cada 14 de Febrero? ¿El día de la Madre? ¿El día del Padre? ¿En Navidad? ¿En los cumpleaños? Sin embargo, lo cierto es que el amor escasea en nuestras relaciones diarias, esas relaciones que demandan un compromiso inalterable, mientras se suscita una discusión en el hogar, o mientras construimos la amistad entre un grupo de compañeros, en nuestras relaciones escolares y laborales, etcétera.

El versículo en que se vasa nuestra meditación de hoy nos enseña que el verdadero amor es lo único perdurable. Por eso, el día de hoy necesitamos fortalecer nuestra relación con Dios porque de él mana el amor y es la fuente del verdadero amor; entonces podremos proyectarlo a los demás.

« Si Cristo habita en el corazón por la fe, no pueden guardar silencio »

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