En un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados (1 Corintios 15:52).
Esta explicación comienza con unas palabras introductorias en las que el apóstol Pablo dice que comparte un « misterio ». ¡Qué maravilloso misterio! Cuando Jesús estuvo entre nosotros y ministraba a los necesitados, realizó más de treinta milagros. Los milagros mostraron el poder que tenía sobre la enfermedad, los demonios, los agentes naturales y la muerte.
Con relación a su poder sobre la muerte, Jesús realizó tres resurrecciones. Quisiera compartir contigo las palabras de Jesús en cada caso: Al resucitar la hija de Jairo que acababa de morir, dijo a su padre: « No tengas miedo; cree nada más, y ella será sanada » Y a la niña ya sin vida, le dijo: « ¡Niña, levántate! » (ver Juan 8:49-56).
Al resucitar al hijo de la viuda de Naín, dijo a su madre: « No llores ». Y a él le dijo: « ¡Joven, te ordeno que te levantes! » (ver Lucas 7:11-17).
Al resucitar a Lázaro, aseguró a Marta: « Tu hermano resucitará ». Y al él le dijo: « ¡Lázaro, sal fuera » (ver. Juan 11:1-44).
¡Jesús sabe cómo resucitar a sus hijos! La argumentación sobre la resurrección en el capítulo donde está el texto de hoy gira alrededor de Jesús, que cobró venganza. Dice que así como la muerte entró por un hombre, Adán, la resurrección de los muertos también vino por otro hombre, Jesús.
Sobre los hijos de Adán pesa una sentencia de muerte, la cual fue perdonada por Jesús, y todos los que creen en él serán vivificados (1 Corintios 15:21,22). Mientras Jesucristo no regrese, la muerte será inevitable. Para los que tengamos que descansar, la promesa se cumplirá apenas en un cerrar y abrir de ojos. Por eso no tenemos temor a la muerte. Y aunque lloramos, no lo hacemos sin esperanza.
« El que sigue la dirección divina, ha hallado la única fuente verdadera de gracia salvadora y felicidad real »
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